martes, 10 de febrero de 2009

Las (sin)razones de mi tristeza

Desde hace unos días, o más bien semanas o ya no sé si meses, he recibido comentarios verbales y escritos por parte de amigos, familiares, conocidos, cibernautas, lectores, curiosos y demás, acerca de mi tristeza.
La Luciana, sí, mi amiga inseparable en Nueva York, mi maestra, me ha regañado un par de veces por escribir sólo cuentos tristes ultimamente. Jose mi costilla, no me regañó, pero si me dijo que los cuentos de Kayla y Jessi eran muy tristes. Hace algunos minutos, Samuel, me dijo "Cómo anda la tristeza extranjera". Otros, me han expresado una preocupación algo exagerada, creyendo tal vez, que estoy demasiado cerca de la ventana, cosa que es cierta pero no porque me vaya a lanzar, sino porque de ahí observo la vista que describí el otro día, y mis padres han optado sencillamente por no leer más el blog. Lo que agradezco.
Para Luciana, Jose, Samuel, Otros, para los que no han preguntado, para mí misma, quiero explicar con todas las sílabas que pueda que mi-tris-te-za-no-se-pue-de-ex-pli-car. Es decir, podría dar mil razones, todas muy lógicas y coherentes de por qué estoy triste: extraño a mi familia, a mi país, mi ritmo de trabajo, mi comida, mis amigos; no entiendo a los gringos; ya no soporto el frío; el sofá cama se me dañó; Nueva York es demasiado caro y yo muy antojosa; y así una lista interminable, pero sucede que ninguna de esas razones es la causante de mi tristeza. Otras veces he estado lejos, sola, he sentido frío, no he tenido plata y no he estado triste.
Estoy triste porque lo estoy. Así. Como dijo El Galán del Barrio, las cosas son y punto. Más nada. Y yo estoy triste, porque lo decidí, porque quiero, porque me da la gana, porque así escribo mejor, porque siempre he sido así o por todas las anteriores.
Me he pasado parte de la vida escondiéndole mi tristeza a mi familia, porque ellos no entienden la sinrazón de la misma (no los culpo), pero la verdad es que hasta en los momentos más felices de mi vida, he mantenido una puntica de mi alma remojada en tristeza. Así que seguiré siendo como soy, pues en verdad no me queda de otra y seguiré escribiendo como pueda, pues porque tampoco me queda de otra. Si estoy triste lo estoy y punto, y se darán cuenta. Si estoy feliz, lo estoy, y punto, y también se darán cuenta.

10 comentarios:

Jardinero del Kaos dijo...

Es asi, no hay nada que hacerle...somos asi, esta en nuestra naturaleza, yo vivo triste, y para que buscarle una razon, es en vano porque no la hay...Let it be...

saludos!!!

yacasinosoynadie dijo...

Gabriel García Marquez escribio alguna vez: "Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía" según dices en tu ultimo post tu cama no esta vacía... eso ya es algo... Lo malo de la tristeza es que se nos vuelve vicio, una heroina que nos corroe y no nos deja seguir.

Terapia de piso dijo...

Te adoro así toda tú.

Patricia Velásquez dijo en la entrevistas que le hizo Leonardo Padrón para el libro Los Imposibles refiriéndose a la tristeza de las mujeres goajiras como ella. "Hasta cuando estoy feliz, estoy triste".

Yo también soy un hombre triste.

¿Será por eso que nos adoramos?

José Roberto Coppola

Gastón dijo...

Ok, me doy cuenta que sos así, sólo que a veces la tristeza, tanto como la alegría, sabemos que son contagiosas, y por eso sentirte triste nos pone así.

Besos auténticos

Carito dijo...

Me recuerdas tanto a mí misma...

Vanesa dijo...

Es la segunda vez que me pasa...que publico un comentario y no sale...:(…Básicamente lo que escribí es que esa sinceridad con que escribes es lo que me tiene tan enganchada a tu blog…que la tristeza que tienes ….esta bien que la asumas, y que solo TU dirás cuando cambiarla y desecharla..Y lo mas importante...y creo que no lo escribí es que a pesar de la tristeza nunca te engañes a ti misma…que encuentres en la tristeza el regocijo de escribir y de vivir tu vida de la manera que quieras…y que en los días mas oscuros nunca olvides que Tu tienes la ultima palabra de cambiarlo todo…Un abrazo fuerte!...

Samuel Andrés Arias dijo...

¡Ojo! Si algún psiquiatra llega a ver esta entrada te diagnostica con depresión mayor o al menos distimia y correrías el riesgo de ser reclutada en el club Prozac. Pero yo creo que cuando la tristeza produce textos tan espontáneos, bonitos y bien hechos, bienvenida sea. De todas formas no sobra la advertencia: Virginia Woolf era una loca depresiva y se nos fugó al otro mundo. A ti te necesitamos vivita, feliz o triste no importa, pero vivita y escribiendo.
Un gran abrazo,

La Azotacalles dijo...

"y mis padres han optado sencillamente por no leer más el blog. Lo que agradezco".
Sin desperdicio.

Pulgamamá dijo...

Jardinero: pues sí.
Yocasinosynadie: cierto, esa es mi más grande alegría. Cierto también la tristeza nos corroe.
Terapia: sí, por eso, entre otras cosas nos adoramos, pero a veces tenemos que ser felices. Planéemoslo.
Gastón: sí perdón por contagiarlos con mi tristeza.
Carito: a veces cuando yo te leo también me recuerdas a mí.
Vane: que cierto y que bello todo lo que me dices. Gracias por todo el cariño que me envias a través de tus comentarios. De verdad.
Samuel: lo prometo, vivita y escribiendo.
Daza: hasta que me visitas rata. Te quiero. Vuelve pronto.
Abrazos a todos!

Jorge Mario Sánchez dijo...

Mi tristeza permanente se me parece más a eso que los franceses llaman "spleen", un tedio permanente, un aburrimiento que no se quita ni en los momentos de euforia o que, justamente por eso, se refuerza.