domingo, 18 de abril de 2010

Reflexiones sobre la grandeza humana

Tengo días, ya creo que meses, pensando en de qué se trata eso de ser extraordinario, de ser grande, de ser un ser humano monumental, uno cuyo existencia repercute más allá de si mismo.
Siempre he querido pensar, o mi arrogancia o ego me han llevado a pensar, que voy a ser extraordinaria, que voy a hacer grandes cosas, que voy a escribir libros, que voy contar historias, que voy a ayudar a gente, que voy a criar unos hijos a quienes le importe de verdad el mundo, que voy a cambiar las cosas.
Sin embargo, últimamente he pensado en que quizás yo no vaya a alcanzar ese tipo de grandeza de la que hablo, no porque no sea capaz, sino quizás porque muy en el fondo, no quiero, o porque no estoy dispuesta a asumir los sacrificios que eso requiere.
¿Entonces, donde me deja eso? ¿Significa eso que voy a vivir una existencia mediocre?
Me viene a la mente la imagen de mi abuela, una señora que ha criado a seis hijos y ha cuidado no se a cuántos nietos y ha iluminado la vida de todos los que tiene a su alrededor. Mi abuela no ha escrito libros. No ha ido a África a alimentar a niños desnutridos. Mi abuela no tiene una página en wikipedia (sí, mis parámetros de grandeza están realmente desvariados, lo sé). Además de su familia y conocidos, a mi abuela no la conoce nadie. Y aún así, o tal vez precisamente por todo esto, mi abuela es uno de los seres humanos más extraordinarios que he conocido en mi vida.
Probablemente es por mi abuela que yo estoy aquí. Y cuando digo aquí no hablo de Nueva York, sino del lugar en el que me encuentro en mi vida. Casada y enamorada, haciendo un postgrado, viviendo nuevas experiencias. Si mi abuela no hubiese criado a mi padre como lo hizo, no le hubiese enseñado la bondad, si no me hubiese enseñado a mi la importancia del amor y la fe como factores generadores de cambio, probablemente yo sería una persona diferente. Y eso que sólo estoy hablando de mí y no de cómo mi abuela ha cambiado la vida de mis tíos o de mis primos.
Y pienso en los ejemplos más esenciales, más cotidianos, más lugar comunes y más hermosos. En la madre que se levanta todos los días a las cinco de la mañana a preparar el desayuno, a llevar a los muchahos al liceo para después ir a su trabajo todo el día y llegar agotada a la casa a pasar el poco de tiempo haciendo cena o ayudando con la tarea.
Pienso en aquellos que adoptan un hijo, en los que son capaces de perdonar lo imperdonable, en los que le brindan café a sus vecinos, en los que se voluntarían para enseñar a un niño o un adulto a leer, en los que le dan el asiento a una señora mayor en el metro, en los que piensan primero en el otro que en sí mismo, y me doy cuenta de que hay algo grande y hermoso en cada uno de nosotros.
Hay miseria en cada uno de nostros sí, hay crueldad también, hay indeferencia claro, obvio, pero está en nosotros la posibilidad de acercarnos a la grandeza con cada decisión que tomemos. Al menos es esta forma de pensar la que me ayuda a sobrellevar mi existencia.

8 comentarios:

Terapia de piso dijo...

¡Yo sólo quiero ser feliz!

Te quiero.

José Roberto Coppola

Federico Santelmo dijo...

No sé si es un sentimiento generalizado, o si somos pocos lo que realmente lo creemos, pero toda mi vida me he creído destinado a hacer algo extraordinario también.

En la adolescencia estaba convencido de ello, en mi juventud he sido un subi-baja y estas reflexiones sobre la grandeza humana han cruzado mi mente mil y una vez.

A veces me sumerjo en lo cotidiano y olvido todo esto. Pero un día, como ahora, me detengo y volteo: ¿El tiempo se agota? ¿Realmente soy aquél que digo ser o que voy a ser? ¿Qué espero para empezar con mi destino?

Y sólo me respondo que es cuestión de tiempo, que tengo que esperar que pase esta fase -de estudiante- y luego encontraré la solución. Encontraremos la solución.

Por ahora, quedamos a la deriva.

Gastón dijo...

La grandeza de llevar con grandeza ser un ser humano y no dejarse marear por este mundo giratorio

La Azotacalles dijo...

Creo que puede haber algo de la formación o de la de-formación que recibimos de pequeños. ¿Nos criaron para hacer grandes cosas? ¿Alguien nos sembró la ambición? Bueno, si es así hay que torcerse y bajarse de esa nube. Te quiero!

Lorena J. Saavedra dijo...

Sos grande, hermosa... hermosamente monumental...
Te tengo a vos en un pedazote de mi músculo cardiaco.

(¡Ves, sos grande, a la mierda mi dolor de cabeza!)

Beso.

Anónimo dijo...

La grandeza humana esta en la humildad, tu abuela te la enseñó con su experiencia, sus vivencias y más con sus resultados. Si la aprendiste y la sigues estarás en la senda del camino de la felicidad.

Pulgamamá dijo...

Terapia: Te quiero.
Fede: siempre habia pensado como tú, pero ya no sé.
Gastón: a veces me mareo.
Dacita: yo me caí de la nube, y patas arriba!
Lore: no, tú eres grande, hermosa!
AnónimoÑ que sabio.

Unknown dijo...

Esta no es para nada la via,pero emvolvi casi adicta a un blog de tu lista y ahora es solo para invitados, bueno desde hace tiempito, tendras alguna manera de contactarla? eternaamante.blogspot???? Suerte enChile!!!!!!