jueves, 8 de enero de 2009

Concierto en el piso 7

El piso 7 es, creo yo, el más sonoro del edificio 45. Casualidad o no, en este piso viven un músico que toca tres instrumentos; el chelo, la flauta y el piano; una cantante de ópera y un niño recién nacido.
El músico practica todos los días, los tres instrumentos, dos veces al día. A las 9:00 am la flauta, luego el chelo, luego el piano, a las 8:00 pm la misma dinámica. La cantante de ópera comienza justo a las 11:00 am cuando la práctica del musico acaba de terminarse. Ella también practica dos veces al día. El bebé es un bebé, así que llora cada vez que quiere, o que tiene hambre, frío, sueño o necesita cambio, y a veces coincide con el músico o la cantante de ópera formando una melodía no tan melodiosa.
Cuando me quejo Ruben, el super (conserje) del edificio, me dice én broma, o en serio, que más bien debería estar agradecida pues no tengo que pagar por música . Si esto fuese verdad sería fantástico pero resulta que las prácticas son prácticas y no conciertos. Así la repetición de escalas se convierte en una pesadilla sonora, más aún cuando el llanto del bebé se le suma al concierto.
La primera vez que escuché al músico del apartamento de al lado pensé que era malo. Bromeé con Luciana, quien en un tiempo fue violinista, que porque no le ofrecía clases para redondearse. Yo no sé nada de música y lo que no me suena bien sencillamente lo califico como malo. Cuando le pregunté a Rubén me dijo que mi vecino era un famoso concertista. Luciana luego leyó sobre él en el New York Times, el flautista/pianista/chelista de Washington Heights. Fue Licantro quien me explicó que el vecino era bueno, sólo que yo no lo había escuchado tocar una pieza completa.
La cantante de ópera no tiene mala voz, a decir verdad, pero escucharla todos los días por partida doble, no es mi idea de disfrutar de la música.
No todo es malo, claro. Gracias a mis vecinos concertistas he descubierto lo mucho que amo el silencio. Nunca me había dado cuenta pues el ruido nunca me había molestado, ni siquiera en Caracas, pero ahora, no sé por qué, cada vez que trato de leer, o escribir y escuchó el llanto, el chelo, la ópera, la flauta o el piano pego un brinco y dejo salir un suspiro de fastidio.
Ahhh... creo que acaba de empezar el famoso concertista. O no. Otro de los efectos colaterales del concierto espontáneo del piso 7: el ruido se me queda en la cabeza y ya no se cuando es imaginario.

8 comentarios:

alinitaxula dijo...

Ay mi niña el tema vecinos es inagotable y es suerte y tienes mucha al fin y al cabo. Yo he tenido peor suerte pues en madrid en pleno barrio de Ventas tenía una vecina que era mayor y sorda con lo cual tenía el televisor a toda leche todo el santo día y noche, y encima tenía 4 perros, imagínate esos conciertos eran diarios una vez me fui a quejar y fue peor el remedio jeje. En otro piso teníamos conciertos de vecinos que hacían fiestukis entre semana y fines incluidos al principio todo muy chevere pero después acababan peleándose y muy mal rollo, lo peor era la música¡¡¡¡¡¡¡¡ regeaton y cumbias peruanas¡¡¡¡ en otro piso teníamos muy cerca a unos gitanos y se ponían a las tantas en pleno verano a tocar las palmas a media madrugada¡¡¡¡ peleas constantes entre niñatas, carreras de motos, bisbal a todo trapooo (acabe odiando a Bisbal) jeejejej y así podría inundarte de experiencias ejejej hombre, podrías ir hablar con el vecino y llegar a un acuerdo, una hora determinada no sé... primero ve sondeando como es el tipo sino ya te digo que puede ser peor arreglar las cosas. Mientras tanto paciencia y un besin gordo.
alinitaaaaa

Terapia de piso dijo...

Mi querida extranjera cómo me has hecho reir. A ti que te gusta el ruido, el alboroto, el desorden, los gritos ahora no los toleras...
Que delicioso es el silencio, siempre me ha gustado. Cuando yo me quedaba callado en la oficina tú empezabas: ¿Qué te pasa? ¿estás bravo? ¿di algo? A veces uno no necesita ni quiere decir nada. Pero no todo el mundo lo entiende.

Te quiero un montón

José Roberto Coppola

Andrés Schmucke dijo...

Jejejejeje, no se porque al leer esto pensé en Wii Music.

Saludos.

Lorena J. Saavedra dijo...

Y tenés algo de suerte (creo, espero y no quiero ser snob), porque aquí antes, cuando el vecino era un adolescente que adolecía, dejaba sonar para que escuchara la cuadra reguetón, a veces se ponía decente y noventero y algo de Guns n´ Roses, y así... uno no entendía qué marañas tenía en la cabeza como para atormentarnos con Ramnstein y el rock industrial. (Lo de las cumbias peruanas está en discución... para gusto los colores jajaja)

C@rol dijo...

A mi me encanta la musica!.. Es que la musica es mas que ruido. Es la union de sonidos que forman una melodia que Debe ser agradable. Si no lo es entonces no es musica, asi sea el mejor flautista o pianista del mundo.

Saludos!..

Anónimo dijo...

supongo que tarde o temprano te acostumbrarás y ya serán simplemente parte del sonido del ambiente...

al menos podés conseguir entradas gratis para la ópera, o para un concierto... o para... algún jueguito de bebé?

yacasinosoynadie dijo...

detesto los sonidos vecinos pero creo que tu tienes suerte... a mi me toca aguantar las tandas de Brintney Spears de mi vecinita preadolecente...

Pulgamamá dijo...

Alinita: si supongo que dentro de todo tengo suerte. Paciencia.
Terapia de piso: Si ahora me gusta el silencio, quien lo iba a decir.
Andrés: jajaja.
Lore: me muero si tuviese que soportar reaguetton y cumbia.
Carol: entonces esta musica no es buena porque me sigue sonando mal.
Galán: cierto, me acostumbraré.
Yocasinosoynadie: presentale un novio a tu vecinita y ya no oiras mas Britney Spears. Jejeje!