domingo, 28 de septiembre de 2008

Esta película me la conozco!







Hoy mientras paseaba con Licantro por la feria Medieval que había en Front Tryon Park, pensé en lo que me dijo hace dos días. Comíamos tres slices de pizza, uno para él, dos para mí, en una taguarita en el Greenwich Village y hablábamos de Estados Unidos, su cultura y su gente, cuando Licantro, que es sabio como ninguno, me dijo: "De alguna manera toda la vida nos hemos preparado para vivir en este país". Supe que no se refería a nosotros dos únicamente sino a todos los extranjeros que por alguna u otra razón llegaban a estas tierras. "El cine -continuó él- nos ha mostrado tantas cosas que cuando las vemos aquí, nos preguntamos si nos son familiares porque las hemos vivido o porque las hemos visto en una pantalla".
La reflexión de Licantro fue producto de un chiste que hizo el hombre de la mesa de al lado. Le dijo a su inetrlocutora, una rubia con pinta de los noventa, "wake up and smell de capuccino", una variación en forma de broma de la frase "wake up and smell the cofee" (despiertate y huele el café) que utilizan en este país para decirle a alguien que se espabile. Licantro se rió del chiste como si lo hubiese escuchado un millón de veces y de cierto modo así era, "Lo he oído en la televisión", me dijo.
Así mientras caminábamos entre hombres vestidos de mallas, cubiertos con armaduras y con unos cahitos en la cabeza me recordé del episodio de The Girl´s of the Playboy Mansion donde las novias de Hugh Hefner se disfrazaban, con corsets que que aplastaban sus siliconas, para ir a una feria Medieval.
Por ese capítulo y por otras series y películas que ahora no recuerdo, tenía idea de lo que era una feria medieval. Lo impresionante fue como esa idea se ajustó a la realidad. Me imaginaba a adultos, ancianos y niños vestidos con mallas, trajes elaborados con una tela que es bien parecida al tercipelo pero es más barata, jugando al arco y la flecha, juntando espadas, o comiendo patas de pavo mientras bebían cerveza. ¿Me pregunto si en el medioevo tomaban cerveza? La realidad resultó ser bien parecida a la imagen que en mi mente me había hecho (ver fotos de arriba).
Entonces es por eso que dice Licantro que camino por Nueva York con la sensación de "esta historia me la conozco". Es por eso qué cada vez que veo un Starbuck me emociono, cuando la verdad es que odio el café de Starbuck, o es por eso que me parece la cosa más natural del mundo salir en tacones con las cholitas en la cartera o por qué sentí la necesidad de comerme un slice de pizza hace dos días en el Greenwich Village: desde que llegué a Nueva York no me había comido un slice de pizza de esos que aperecen en las películas. Tal cual como el que se come de pie Ben Stiller en una escena de la película Mi novia Polly.
Por eso hoy cuando estaba en la feria medieval, me invadió un fastidio que no entiendo de dónde provenía. ¿Por qué me fastidiaria una feria medieval si nunca había estado en una? ¿Por qué dije ahhh! y arrugué la cara cuando vi a esa multitud disfrazada, riendo y bailando mientras comían patas de pavo gigantes? Habría que culpar a las tres novias pechugonas de Hugh Hefner.


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