martes, 28 de octubre de 2008

Ladrona y policía

Cuando de niña jugaba al policía y el ladrón no imaginaba que este juego, inocente en aquel momento, se convertiría en una ácida constante en mi vida. Las únicas diferencias radicarían en que el juego no sería imaginario, que la ladrona y la policía sería yo misma y que el juego de roles sería más bien una realidad fastidiosa que no daría risa ni despertaría ternura.
Recuerdo que durante la infancia la mayoría de las veces yo era la policía y que un grupete de primos revoltosos eran los ladrones, y yo en mi deber tenía que evitar que ellos hicieran fechorías y llevarlos a la cárcel, muy bien resguardada por mi, en caso de que cometieran algún crimen, que en aquel tiempo se reducía a montar a caballos en la grama de la finca que mi abuelo tenía, en lugar del picadero diseñado para eso, o robarse dulces de la cartera de mi abuela.
Ahora cuando me he convertido en ladrona y policía de mis propios días y mi propia vida, recuerdo con nostalgia y deseo que mis primos revoltosos vuelvan a robarse los dulces de mi abuela. Deseo que el castigo sea subir una carretilla con rocas por una pequeña colina o correr lo más duro que pudiesen y no una retajila de insultos hirientes e inolvidables. Pero mis primos revoltosos no están aquí, y el peor castigo es el que se imparte uno mismo.
A veces pienso que es un rasgo netamente femenino esto de estar encima de una, de los kilos de más, de los platos sucios, del almuerzo del esposo, de planear las vacaciones, de no gastar demasiado dinero, de no descuidar el trabajo, de no de quedarse sentada a ver cómo la vida pasa por enfrente de uno. Otras veces creo que si es cierto que este es un rasgo femenino yo, que amo los extremos, llevo mis deslices, o debilidades a una celda blindada con doble cerradura, de modo que de ahí no puedan salir.
Paso horas vigilándome, hasta que al final me escapo, me convierto en ladrona y hago desastres. Olvido pagar las facturas, no lavo la ropa, en lugar me voy a pasear, no escribo los ensayos para las universidades, en cambio leo un libro o escribo este blog y me pierdo en la felicidad de ser una ladrona que flota libre por la vida. Pero cuando llega la policía y descubre el desastre que ha hecho la ladrona me siento avergonzada y poca cosa.
A veces me agoto de ser ladrona y policía y en esos momentos me pregunto si no existiese la policía para qué existiría la ladrona, o viceversa. ¿No debería dejarme ser, en paz, tranquila, como mis primos revoltosos que montaban a caballo en la grama? Quién sabe a dónde llegaría. O lo que es más importante: cómo sería el recorrido.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

He leido tu blog desde su inicio, y te confiezo que me identifico mucho con lo que escribes porque se nota que viene desde un lugar muy sincero. Es fácil de relacionarse con tus palabras y ver que uno no es el único que pasa por lo mismo, aún cuando la ciudad y los personajes tengan nombres diferentes. Esta entrada en especial es algo que creo que mcuhos tenemos en común... y creo que el truco es recordarle a la policía que no sea tan estricta y a la ladrona que no sea tan zangana jajaja que busquen un equilibrio porque ambas deben convivir y no deben sabotearse mutuamente...todo es cuestion de balance... aunque parezca imposible... that's the tricky part jeje

Pulgamamá dijo...

Gaviota querida un millon de gracias por el comentario. Me hace sentir muy bien que te veas rflejeda en mis letra.Yo se que muchos dilemas q yo tengo son comunes a mucha gente y me da tranquilidad saber que tu tambien luchas tu ladrona y policia. Creo que tienes razon el truco es balance. Gracias por leerme desde el ppio. Un gran Abrazo

alinitaxula dijo...

me ha hecho mucha gracia todo lo que describes del mundo femenino jeje
pues si somo así y que pasa? ejejje
besitos

Pulgamamá dijo...

Alinita que cómica eres. Sí pues así somos y ya, lo que sucede es que ser así a veces nos atormenta a nosotras mismas. ¿Cómo lidiamos con ese tormento?

Ana dijo...

Otro tema es cuando no se encuentran la ladrona y la policía... porque la ladrona sufre de insomnio y la policía sólo cumple horario de oficina.

Creo que seguiremos jugando hasta que ese par decida cambiar de profesión.

Love you,

Pulgamamá dijo...

Jajajaja, Ah-nah!. Pero no crees que así es mejor, cada una por su lado, felices.