miércoles, 22 de octubre de 2008

Mi primera celebridad y cuarto

Ajá! Yo sabía que tarde o temprano pasaría. Fue algo tarde a decir verdad, pero sucedió. Vi a mi primera celebridad hace dos días mientras visitaba la tienda de una amiga venezolana en Soho. Ya alguien me había dicho por ahí, que el truco era ir a Soho, pasarse todo el día ahí, y esperar con paciencia pues alguien pasaría. Así fue.
Antes de que sucediera ya habían indicios de que mi primera celebridad estaba por llegar. O yo por llegar a ella. Hace una semana mientras estaba con Luciana y Nicoleta en la librería pública nos enteramos de que esa misma noche se celebraría allí un evento del grupo Conde Nast (dueños de Vanity Fair, Vogue, Glamour, entre otras revistas) y asistirían varias celebridades. Un guardia de nombre Sambi que Nicoleta, una barranquillera de cabello rubio y hermosos ojos verdes, había conocido ese día, nos prometió que nos ayudaría a entrar.
Como Luciana no estaba vestida apropiadamente (andaba en jeans y zapatos de goma) fuimos a comprarle una nueva pinta en H&M. Cuando íbamos en camino, vimos que en Cipriani, un punto de encuentro fijo para la sociedad neoyorquina, celebridades y realeza de otros países, había una alfombra roja, y algunos paparazzis. Esperamos un rato pero nadie llegó y nos fuimos.
De regreso pasamos de nuevo por ahí y unos españoles nos mostraron la foto que le habían tomado a Plácido Domingo mientras nosotras intentábamos encontrar un nuevo outfit por menos de 30 dólares. Antes de comprar decidimos echar un vistazo en la biblioteca pública. Por las ventanas se veían luces, pero no había rastro de nadie. Mucho menos de Sambi. Consideré la idea de que tal vez yo era una espanta celebridades. Nicoleta que se fijó en mi cara de decepción me dijo, "tranquila, cuando veas a un famoso te lo encontrarás de cerca y para tí sola".
Más o menos así sucedió hace dos días. Paseábamos las tres con Federico mi costilla por Soho, cuando entramos a la tienda de una venezolana amiga que Federico había entrevistado en Caracas hace algún tiempo. Minutos después de entrar Nicoleta empezó a tocarme el hombro y a decir mi nombre entrecortado.
- ¿Qué pasó?, le dije.
- Ahí, una actriz, respondió.
Miré y frente al espejo, probándose unos pantalones vi a una mujer con apariencia desaliñada, muy blanca y de cabello oscuro. Hice una googleo mental y la encontré. Las escenas de Asesinos por Naturaleza vinieron a mi cabeza.
- ¿Esa no es Juliette Lewis?, le pregunté a mi amiga, la dueña de la tienda.
- Sí, esa misma.
- Al fin. Desde que llegué a Nueva York no había visto a nadie, le confesé.
- Nooooo, me dijo con el mismo tono de sorpresa que ya no me provocaría rabia. Siéntate en las escaleras de la tienda y las verás a todas pasar. Creí que era una metáfora pero no lo era. Eso lo supe más tarde.
En el momento sólo examiné a la Lewis y pude ver que: 1. El tiempo no pasa en vano. 2. Es realmente flaca (talla 0 me confesó luego mi amiga). 3. Como me escribió una amiga en este blog, la perfección en estos días se llama Photoshop. La mujer que yo ví no tenía nada que ver con las fotos que luego encontré en internet. Federico al verla dijo con malicia: "Juliette tiene esa apariencia que los paparazzi adoran para luego destruir".
Resolvimos irnos pues si seguíamos viéndola los cuatro, la íbamos a espantar de la tienda de mi amiga y ella no haría ninguna venta. Luciana propuso que fuéramos a un bar, llamado Peep, a media cuadra de allí. Había happy hour y pedimos una ronda de Lychee Mojitos.
Cuando salimos vimos un despliegue de cámaras y un gentío apurruñado en la calle. Mi celular sonó. Era la diseñadora venezolana: ¿Viste a Keira Knightley? En ese instante, Federico comenzó a jalarme el sueter, pero yo, que estaba al teléfono no atiné a hacerle caso. Keiraaaa, escuhé que gritaban. Mientras yo tenía mi teléfono en la oreja, ella me había pasado por un lado y en cuestión de segundos entró a un Merecedes Benz negro y se fue. Nicoleta y Fede la vieron, Luciana la vio en pantalla, y yo sólo atiné a ver a un codo cubierto por un trench coat beige. Me dio rabia, sentí envidia (de la mala) por Fede y Nicoleta, pero luego pensé que una celebridad y un cuarto es mejor que ninguna.

10 comentarios:

Samuel Andrés Arias dijo...

¡Ya era hora! Yo, como lector de tu blog, estaba a la expectativa de que tu cacería de celebridades diera algún fruto.
¡Qué no hubiese dado yo por verle al menos la uña del meñique a la maravillosa flaca Keira.
Como siempre, extranjera, muy, muy divertida tu entrada.
Un abrazo,

Pulgamamá dijo...

Jajajaja. La verdad es que sí. Era hora. Que fino que has seguido leyéndome, lo aprecio mucho. Pues sí, según mi amigo la Keira es aún más bella que en pantalla. No lo se porque sólo le vi el codo. Jeje.
Un abrazo

Maria Alejandra dijo...

y las fotos?

Pulgamamá dijo...

Mariale te las debo. Tenía mi BB pero con Keira no dio tiempo y con la Lewis me dio pena porque estaba en la tienda de mi amiga. :P
Besos

Martín Franco Vélez dijo...

jua jua, parecen seres de mentira... Un momento, ¿es que las celebridades en realidad existen?

Pulgamamá dijo...

Jajaja Martín, agudo como siempre.
gracias por seguir leyéndome
abrazos

Fernando Ramos dijo...

Uh, Keira, es una de las actrices más bellas que existen actualmente, ojalá que en persona se vea igual que en las películas, por ejemplo en Atonement, tengo una foto suya en mi blog, en una reseña que hice la película, ella está espectacular.

Saludos

Pulgamamá dijo...

Hola Fernando, si Keira es hermosa, el amigo mío que la vio dice que es aún más bellas en persona. Atonement es una gran película, a mi me fascinó. Saludos!

My answer: dijo...

I loved this one y ya sabes por que! Porque yo fui parte de este dia :)
Me encanto como lo relataste y me dio mucha melancolia recordar ese dia ahora que ya estoy en Miami.
I miss u!

Pulgamamá dijo...

Mi barranquillera favorita, cómo andas? Que tal el nuevo job?
Que fino que te gustó, y sí ciertamente tu fuiste una parte muy importante de esta historia.
Besos