martes, 7 de octubre de 2008

Sin miedo al vaci­o

Una buena amiga dijo un día que a ella no le importaba lo que pudiese pasar después porque ya le había perdido el miedo al vacío. Mi buena amiga posiblemente no sepa que yo se que ella dijo esto pues Licantro me lo comentó ayer en la noche cuando le conté que me sentía perdida. Licantro también dijo, y en esto coincido totalmente, que esa forma de pensar era muy inteligente, pues cuando se le pierde el miedo al qué-va-a-pasar, al abismo, no hay nada que perder.
Mi buena amiga dijo eso porque estaba renunciando a un trabajo seguro en una empresa estable que no le disgustaba pero tampoco le encantaba por seguir un proyecto incierto que era su sueño desde hace algún tiempo. Mi buena amiga tuvo que escuchar como muchos le decían que lo pensara bien, que era arriesgado, que el país no estaba en su mejor situación, y que tener un negocio propio significaba muchas ventajas pero también muchos sacrificios. Mi buena amiga le contestó a uno de estos intrépidos que a ella no le importaba porque le había perdido el miedo al vacío. Ya había estado sin trabajo, ya había vivido sóla en el extranjero, ya había terminado relaciones importantes y que a esas alturas de su vida ella ya no le tenía miedo al vacío.
No sé bien lo que esto significa pues yo todavía le tengo temor al vacío, así que no escribo desde la experiencia sino desde la ignoracia. Me pregunto: 1. ¿Cómo se le pierde el miedo al vacío? 2. ¿Cómo es la vida cuándo ya no se tiene ese miedo? Se perfectamente qué me produce esa sensación que empieza con un nudo en la garganta, una presión en el pecho y termina apoderándose del estómago produciendo en él un vaivén parecido al de las olas cuando llegan a la orilla y luego dejan la arena húmeda. Terminar una relación amorosa, dejar un trabajo, irme de viaje sóla, despedirme de alguien a quien quiero y se que no voy a volver a ver, no saber que desición tomar, esperar una respuesta importante, me producen vacío.
Cuando renuncié a la revista donde trabajé por 4 años lo sentí, comenzó primero con una euforia, como suele suceder, seguido por una trizteza leve parecida a la melancolía, seguida luego por una tristeza punzante y luego el hueco en el estómago, el que me hizo quedarme en silencio el día que mis compañeros de trabajo me hicieron una despedida y me preguntaron por qué yo, que siempre tenía palabras, no hablaba y ni siquiera lloraba. Estaba siendo prisionera del vacío.
Luego de ese vacío, comenzó el miedo a sentirlo constantemente. ¿Será esto algo con lo que viviré permanentemente? ¿Cómo lleno el vacío? ¿Debo llenarlo, o debo vivirlo? El día que tomé el avión Caracas Nueva York, lo volví a sentir, no sólo porque despegar produce la sensación física de vacío, sino porque ese momento era la metáfora perfecta del limbo. No estoy aquí, tampoco estoy allá. Estoy justamente en el vacío. Mi experiencia me ha enseñado que el vacío hay que vivirlo, no evadirlo, y no llenarlo. Claro no siempre lo logro. La mayoría de las veces intento sofocarme de trabajo, o comer mucho, para llenar el hueco que mi estómago y mi alma sienten.
En Caracas tenía una forma bastante efectiva de aliviar el hueco en el estómago. Me da algo de vergüenza confesarla porque no es muy elegante (a Licantro le disgusta) pero lo cierto es que era mi manera y que desde que estaba en el colegio, o aquél día de la madre que lloré 24 horas sin saber por qué (luego lo supe) siempre buscaba una taza, la llenaba con leche en polvo, le agregaba tody en polvo y tres gotas de agua, y hacía un mezclote que luego me devoraba, generalmente escondida en alguna esquina de mi casa. Como una niña.
Ahora voy entendiendo que la vida es una continua cadena de vacíos rellenados, difrazados, burlados. Nos inscribimos en clases de baile, tennis, golf, yoga o cualquier otra cosa, hacemos amigos, vamos a fiesta, trabajamos, nos casamos, tenemos hijos, formamos familias, compramos casa, carro. ¿Qué queda si quitamos todo eso? ¿No queda nada? O es la nada precisamente lo único que necesitamos. Porque el miedo a no tener nada, a no hacer nada, a no saber nada, produce una sensación física tan desagradable, tan... sin sabor a nada. ¿No es lo natural? ¿No venimos de la nada? ¿Por qué deberíamos temerle volver a ella?
Necesitamos demasiadas certezas para vivir, y aquí me incluyo. Pero creo que estoy equivocada, que si bien las certezas son un alivio, la vida es por definición una gran incertidumbre. Y el vacío es la confirmación física y emocional de esa incertidumbre. Así que mi buena amiga no sólo es inteligentísima, sino que está destinada a ser feliz, o al menos a vivir con un entendimiento mayor del mundo y las personas. Si todos le perdiésemos el miedo al vacío, habrían menos matrimonios desdichados, menos personas en la relación equivocada, el trabajo equivocado, o con los amigos equivocados.
Yo estoy experimentando. Le estoy dejando poco a poco el miedo al vacío porque lo estoy sintiendo. Siento ahorita mismo un gran vacío en mi cabeza, en el pecho y sobre todo en el estómago, porque el estómago es el lugar donde el vacío se acomoda y vive y no estoy intentando llenarlo con mi menjurgue de leche en polvo ni con nada, sólo lo estoy dejando ser.
No sé que estoy haciendo con mi vida. No sé que se supone que debería estar haciendo. Ni siquiera se que voy a hacer mañana, y eso me produce pavor, es cierto. Pero luego mañana llega, y hago lo que tengo que hacer, lo que el día me presenta, lo que yo me propongo o lo que me da la gana y no pasa nada o más bien si ocurre algo, algo importante: vivo. Sólo somos yo y mi vacío, y entonces empiezo a quererlo. Entiendo que sin él yo no estaría aquí en Nueva York sentada en el escritorio del 7-d, escribiendo este post. Quiero a mi vacío porque es tan mío como la felicidad, o la alegría.

7 comentarios:

Carito dijo...

Que bien escrito está esto!.... ese vacío es una sensación muy universal, pero este post es único!

Dani dijo...

Vacio fue lo que sentí cuando te fuiste, lo que sigo sintiendo, pero a eso también se acostumbra uno... te adoro. Te extraño mucho.

Anonimo dijo...

Hola extranjera, al principio cuando estaba empezando a leer tu escrito, me llego a la mente muchas cosas que queria escribir, pero cuando termine de leer ya no habia nada que puediera opinar lo dijiste todo y se creo un vacio, y me identifico mucho en ese aspecto de que, no se que estoy haciendo con mi vida, no se si voy por el camino correcto, y me sumerjo como tu en tu taza de leche con toddy, yo en la noche caraqueña en la rumba y en otra etapa de mi vida como es mi espiritualidad, mi desarrollo espiritual, qunque contrastan tantos esos dos mundos son parte de mi y trato de llevarlos, no se ese acio esa incertidumbre de no saber cual es mi proposito en la vida, la verdad no lo se y me quede sin palabras en el vacio otra vez..... saludos el anonimo

Pulgamamá dijo...

Carito que bueno te gustó el post. Y sí es una sensación universal. Abrazos.
Dani yo tambien tengo un vacío inmenso por tí y todos los que dejé, pero sobre todo por ti que eres mi otra costilla. Yo también me voy acostumbrando a vivir con ese vacío.
Anónimo creo que somos muchos lo que no sabemos que hacer con nuestras vidas y creo que es bueno no saberlo porque las posibiliddaes se multiplican. Lo natural del ser humano es buscar llenar ese vacío, y esto no es malo ya que gracias a ese deseo existe practicamente el mundo, los puentes, las obras de arte, las sinfonías, los libros, las familias. La gente quiere llenar su vida con muchas cosas y eso es maravilloso, el asunto está en cuando alguna o cada una de estas cosas empiezan a desaparecer nos quedamos en el aire. En ese aire tenemos que aprender a vivir, porque de ese aire venimos. Así que tranquilo, por no saber si estás o no en el camino correcto, esa respuesta ya la encontrarás más adelante. Lo importante ahorita es que vivas!
Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias por tu respuesta,el anonimo

alinitaxula dijo...

Pero bueno tus letras son calcadas a mis pensamientos, bruja ejejejej
es alucinante encontrar a peña con ideas parecidas a las tuyas. Eso de ser pata de perro como dicen en chile ejej tiene sus cosas... un beso y abrazo fuerte. Me encanta tu blog¡¡¡¡¡¡¡
alinita

Pulgamamá dijo...

Alinitaxula, gracias por todos tus comentarios y sobretodo por este. Me conmueve que te sientas identificada con mis pensamientos y que te veas reflejada en lo que escribo. Espero que todo ande bien por Santiago.
Abrazos